Después de caer demasiado rápido demasiadas veces, tengo un nuevo plan de juego: jugar con calma.
Como hago cada domingo en el campo de fútbol.
Sigo esa estrategia cuando conozco a un británico sexi y embriagador en un acto benéfico, y lo encandilo. (Oye, soy un hombre que cree en la igualdad de oportunidades: él también me encandila).
Resulta que tenemos más en común que la química: el bombón inglés también se ha quemado por el amor y sólo quiere una aventura de rebote. Y, como necesito una cita para un fin de semana en Las Vegas, sugiero que nos vayamos a la ciudad del pecado como... falsos novios.
Esa es una jugada ganadora en mi libro de jugadas de las relaciones. Hasta que vuelvo a estar donde empecé, con mi corazón en sus manos...